jueves, 23 de julio de 2009

Entrevista a Jancy Ordoñez compañero de Stella Maris



Entrevistado: Jancy Jossimar Ordoñez Bautista, misionero “Sociedad Sacerdotal de vida apostólica misioneros de María Stella Maris”.

Nació el 20 de agosto de 1986 en Chiclayo Perú. Realizó estudios de Medicina humana en la Universidad Nacional Pedro Ruíz Gallo (Chiclayo- Perú).

¿Cómo conociste la comunidad Stella Maris?

Conocí la comunidad por dos sacerdotes que fueron de misión a mi ciudad. Estuvieron aproximadamente un año, yo les colaboré acompañándoles por la ciudad, ya que ellos no conocían el lugar. Me fueron contando sus experiencias y me fui nutriendo de ellas, y me vine con ellos a la comunidad a Ecuador.

¿Cuál es el fundador de la comunidad?

Es Monseñor Olindo Spagnolo, obispo auxiliar de Guayaquil. Llegó a trabajar como sacerdote a Esmeraldas, zona afro del Ecuador. Fue comboniano. Y después vino a trabajar a la zona del Guasmo, zona muy pobre y marginal, que usualmente mandaban un sacerdote y se regresaba por la peligrosidad de la zona. Así fue mandado a trabajar a esta zona. Con otros misioneros a trabajar por un tiempo. Fue adquiriendo experiencia. Trabajó con personas más necesitadas. Muchas veces fue amenazado de muerte por anunciar el Evangelio y por querer transformar la zona del Guasmo. Luego fue visitado por el Papa Juan Pablo II en 1985. Entonces ante esta visita surge la comunidad en acción de gracias por los 500 años de Evangelización de América.

¿Cuál es la misión de la comunidad?

Según la regla de vida de la comunidad: anunciar a Cristo muerto y resucitado a los más pobres, porque el carisma de la comunidad es un carisma ad gentes, es llevar la Buena Nueva a los que todavía no han sido evangelizados, especialmente a los más pobres y marginados.

¿Dónde nació la comunidad?

En el Guasmo, en medio de la pobreza de esta zona marginal de Guayaquil. Nace y surge por inspiración de Mons. Olindo como acción de gracias por los 500 años de evangelización de América. Allí una mujer, actualmente superiora de la rama femenina, le pidió a Mons. Olindo que haga de ella una servidora del Reino, una misionera para dar su vida en servicio a los demás.

¿Cuáles son los miembros y cuántos hay en la actualidad?

Son 2 comunidades: una es la “sociedad sacerdotal de vida apostólica misioneros de María Stella Maris” y una sociedad de mujeres religiosas “estrella del mar”. Ambas con la misma misión. Llevar el Evangelio a los más pobres.

¿Cuál es su formación?

Un año de acompañamiento y discernimiento. Luego ingresando a la comunidad se da 1 año de propedéutico. Los 2 años de Filosofía, y 4 años de Teología. Después un año de experiencia, luego la ordenación diaconal con su año de experiencia y luego la ordenación sacerdotal. Siempre las etapas de la formación van acompañadas de experiencias previas de misión, antes de cada ministerio.

¿A más de su casa de formación en el Guasmo tienen otras casas de formación aquí en el país o fuera del país?

Tenemos otra casa de formación en Quito, en Armenia en el valle de los Chillos. También tenemos otra casa en Colombia que en un tiempo se llevaba el período de formación filosófica.

¿Por qué y cómo surgió el nombre Stella Maris?

Surgió de una advocación nacida en Italia, a la cual Mons. Olindo tenía un especial privilegio. María Stella Maris, traducido al español es María Estrella del Mar, que Mons. Olindo decía en sus oraciones la estrella de mi vida, la estrella de la evangelización. Es precisamente esa imagen de María que ante los navegantes que van perdidos por las tempestades es la que guía su camino. Así surge el nombre, poner a María como protectora y guía de nuestro caminar.

¿Tiene aprobación pontificia su comunidad?

Todavía no, puesto que se necesita un número de miembros ordenados. Tenemos la aprobación dada por Mons. Larrea el 13 de abril de 1994, que autoriza la creación de la comunidad.

¿Actualmente cuál es su estructura jerárquica?

Antes de que Mons. Olindo muera, había dejado una estructura para que la comunidad siga. La estructura está formada por un consejo presbiteral de la comunidad que está integrada por el Padre General, que actualmente es el Padre Alirio Castro, un vicario, un secretario y 3 vocales. Aparte tenemos la casa de formación, que tiene un rector y un formador.

¿Cuántos miembros actualmente hay en las dos ramas?

Hay 11 sacerdotes, 13 seminaristas. En la casa de formación hay 3 que se están preparando todavía en misión para recibir el diaconado total 27 miembros en la comunidad “sociedad sacerdotal de vida apostólica misioneros de María Stella Maris” y 22 religiosas de la sociedad de mujeres “estrella del mar”.

¿Cuáles son los requisitos para entrar en la comunidad?

Tener un espíritu y un carisma misionero; un ardor por entregar su vida en servicio a los más pobres; anunciar a Cristo resucitado, que se entrego por nosotros y demostrarlo con sus acciones; transmitir y cultivar ese espíritu en obras y palabras.

¿Cuántos años llevas en la comunidad y cuántos años te faltan para llegar a la ordenación sacerdotal?

Estuve un año de discernimiento con el sacerdote que me trajo al Ecuador. Estoy en el primer año de teología, el cuarto año de formación. Y me faltan 3 años para terminar los estudios.

¿Cuál es tu experiencia religiosa y misionera que has tenido durante estos años de formación?

Una de las que más recuerdo es cuando trabajé con los Tsáchilas, una comunidad indígena de Santo Domingo de los Tsáchilas. Fue interesante aprender su idioma, su religiosidad popular. Damos a conocer a Cristo y aprendemos mucho de ellos.

¿Habías venido antes al Ecuador…?

No, vine hace tres años. Son muchas las cosas que nos unen. Y muchas cosas distintas. Uno se va adaptando y amoldando. Es bueno uno se enriquece cuando conoce una nueva cultura y su espíritu se va ampliando y esa es la idea de anunciar a todos a Cristo.

¿Cuéntanos un poquito sobre tu familia?

Somos 4 hermanos, 3 hombres y 1 mujer. Yo soy el mayor. Tengo un hermano que estudia en la universidad y otros dos hermanos que están en el colegio. Siempre ha sido una familia religiosa pero no tan practicante.

Yo asistía a misa y colaboraba en la parroquia como todo joven normal. Pero la vocación no es solo para el joven sino también para la conversión de su familia. A partir de mi ingreso al Seminario toda la familia se fue uniendo y participando siendo católicos convencidos y practicantes.

¿Cuándo le comunicaste esta notica a tu familia, qué pasó entre tú y tu familia?

Fue una mezcla de alegría y de tristeza; alegría por el camino que optaba, aunque mi papá todavía no lo tenía muy claro, como ya decía no eran muy cercanos a la Iglesia, entonces era esa alegría por la opción buena que mi papá tenía muy claro que era una opción positiva y, triste porque que me separaba, como una etapa de preparación para mis padres para venir al Ecuador estuve en el discernimiento un año con los sacerdotes de la comunidad que conocí en mi ciudad, con el P. Jorge misionero en la parroquia que le habían designado y así me desprendí inicialmente de mi casa, fue una preparación para desprenderme totalmente de mi país y de mi familia, para venir a Ecuador.

¿Cómo es tu experiencia nueva después de esta nueva vida entre tú y tu familia después de venir a Ecuador?

Cuando yo visito a mi familia en las vacaciones, la unión, la paz que ahora reina en mi familia, siempre las experiencias que recuerdo cuando nos reunimos a compartir en la mesa, tengo una hermana pequeña que se para en la silla, y empieza en el Nombre del Padre … Y entonces esas experiencias religiosas de mi familia son las que me motivan cada vez más a seguir adelante.

¿Qué comida típica de tu país extrañas?

(Riéndose, contesta)… hay muchas cosas que uno extraña de su país. La comida que extraño es la papa a la huancaína, el cebiche norteño, hay platos que uno siempre va a extrañar es natural de su país, pero trato siempre de adaptarme al lugar a donde llego y eso también es la misión, saber adaptarse a donde uno llega, saber cual es la realidad que esta viviendo, que tiene que asumir con alegría.

¿Cual es tu mensaje a los fieles?

Hay una canción de un grupo ecuatoriano que dice que todos somos misioneros, entonces yo animaría a todos los que lean esta entrevista a que todos despertemos nuestro espíritu misionero que a veces lo tenemos dormido en nosotros pero todo siempre, seremos misioneros del Padre, como el Hijo y tendremos la fuerza del Espíritu Santo y tener siempre la alegría de ser cristianos.

¿Cual seria tu mensaje a los jóvenes?

La juventud tiene dentro un gran potencial que a veces se puede perder, pero que ese gran potencial , ese gran rio con esa fuerza que tienen dentro, siempre la encaminen para las cosas positivas, siempre la encaminen para el señor para que puedan anunciarlo y puedan descubrir el amor que Él les tiene y el amor que ellos pueden dar. Para que puedan decir sí como María a los designios de la salvación, y que Ella sea la protectora y guía de su caminar.